Mañana despertarás y te darás cuenta de que estás solo en casa. Tu madre no está. Tu padre tampoco. Algo extraño para tratarse de un día normal: el desayuno no está hecho, nadie te da los buenos días, ni tampoco puedes conversar sobre lo que será tu aburrido día de instituto. Pero el silencio y la soledad matutina no es lo único que desentona en tu subjetiva visión. Un olor extraño llega a tu olfato que, aunque no es muy fuerte sí que penetra hasta lo más profundo de tus pulmones. Aunque no le prestas demasiada atención, no es un buen acompañante a tu tostada con mantequilla y mermelada de frambuesa, así que decides investigar de dónde proviene. Llamas a tus padres para que lo hagan por ti y sólo obtienes como respuesta el pausado susurro del flujo de aire de tu respiración. Qué remedio, tendrás que dejar tu trozo de pan para averiguar de dónde viene el olor. Te levantas. Vas a la cocina, pero el extraño olor no viene de allí. Recorres la casa, y el rastro te lleva a la puerta cerrada de la habitación de tus procreadores. ¿Qué carajo habrá allí dentro que huela tan mal? Abres la puerta. El hedor sale de la habitación y te impregna como si ya no cupiera más aire en esos cinco metros cuadrados. Automáticamente unas arcadas de lo poco que has desayunado te vienen a la garganta y te abrasan, pero te controlas y no vomitas. Sólo te tapas la nariz con la mano derecha como si sirviera de algo, y con el brazo izquierdo buscas el interruptor de la luz, hasta que das con él y una tenue lámpara alumbra la habitación. Ahora sí, atónito, vomitas. Ningún sintagma es capaz de describir el estado de descomposición, putrefacción, partición y muerte de tus padres. Notas cómo las paredes de la habitación se van estretchando y el techo bajando. Es sólo un efecto de tus sentidos, pero entre tus migas de pan vomitadas surge una claustrofobia que puede contigo. Sin más remedio el mundo se te viene encima, te va faltando el aire, dejas de sentir suelo alguno y el cuarto, a pesar de no haber apagado la luz, se va oscureciendo progresivamente hasta no ver ni sentir nada.
¡Izad la bandera negra y saquead las multinacionales!
Porque el pirateo es la libertad de la red.
Carta de presentación.
Bienvenido, lector y pirata, a nuestro humilde blog!
Como bien ha podido comprobar, tras echarle un vistazo a la primera página y a nuestro banner (título), nuestro pequeño espacio está dedicado al metal. Pero no se engañe, querido bucanero de la red, porque aquí amamos la música sufrida y de calidad, por lo que podrá encontrar música REAL hecha con instrumentos REALES, y nada parecido a la basura sintética del cual están hecho el pop actual o el reggaeton. Por eso, encontrará mensajes libertarios en acordes (punk), arduas notas violentas y brutales (metal), orgullos de la población negra (jazz y blues) o, quizá si estaba buscando algo más refinado, le podemos deleitar con música clásica.
Pero nuestro arsenal no se compone solamente de música, no... También podrá encontrar interesantes textos revolucionarios y anticapitalistas en nuestra sección de 'Escritos' o curiosos videos en su respectiva etiqueta, ya que el objetivo de este blog es ser el reflejo de los intereses de nosotros, los administradores y colaboradores del blog.
Así pues, os animamos a que pirateéis sin dejar cuartel, que leáis nuestros ensayos y que disfrutéis con lo que os podemos ofrecer. Si lo deseáis, también podéis pedirnos material en el tablón de comentarios.
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