¿Quién es el bueno?

En menos de treinta y dos horas, la banda terrorista indepentista vasca E.T.A. ha golpeado con sus atentados en tres lugares diferentes, dejando tras de si dos muertes, Guardias Civiles ambos, en Mayorca. Obviamente, en las noticias, a ETA se les tachará de inmundos, de terroristas, de asesinos y de opresores. Pero, ¿Quién es el terrorista?¿Quién es el bueno? ¿Quién es el malo?

A mi entender, ni hay buenos ni hay malos. Sólo hay bandos. En los últimos años del régimen franquista, los ansiosos de libertad estaban unidos. Republicanos, demócratas, nacionalistas separatistas... todos estaban unidos. Claro, allí ETA no era el malo del juego. Todos sus asesinatos estaban justificados, incluso uno llegó a ser la salvación del futuro de España. ¿Qué es lo que ha cambiado?

Por un lado está España. La España actual, capitalista, imperialista, europea y demás adjetivos "buenos" desde el punto de vista del ciudadano consumidor. Deseosos de seguir en adelante, los españoles no comprenden que su nación es grande, pluricultural. Sólo miran por que su país, tan diferente entre sí, sea una sombra del gran imperio que fue hace unos cuatrocientos años, donde también habían problemas de identidad cultural, pero al haber guerras, no importaba tanto. ETA destruye la libertad de pensamiento y el buen hacer español.

Por otro lado están los independentistas, en su mayoría de izquierda extrema. Vascos, catalanes, gallegos e incluso andaluces. Con sueños libertarios, revolucionarios, justos y anticapitalistas anhelan conseguir su nación. Su identidad. Dejar de depender de España, de su imperialismo y de sus leyes. Poder decir a gusto en vasco "Hola, soy de Euskadi", su igual en catalán y en gallego. España destruye la libertad de expresión y la identidad cultural.

Pero ambos puntos de vista son erróneos. Todo lo relacionado con el nacionalismo es destructivo. No hay Estado que valga para preservar la paz, porque son dos sustantivos contradictorios. La democracia es una mentira, porque a las minorías nadie les escucha. Los fascismos florecen en los nacionalismos como si campos de girasoles se trataran, siempre mirando cara al sol. La identidad cultural es una excusa para el sentimiento de la raza superior, la potencia más fuerte o como carajo quieren llamarlo. Civilización lo llaman ahora. Pero siempre ha sido así. Siempre a la Ley de la Selva la han llamado civilización.

Sólo el más fuerte sobrevive.